En los medios de comunicación iraníes se ha afirmado intensamente que los problemas medioambientales en Irán y la contaminación atmosférica que ha alcanzado su punto máximo en Teherán últimamente debido a las tormentas de arena y polvo son consecuencia de la construcción de represas por parte de Türkiye. Los políticos iraníes también plantean estas afirmaciones.

Las alegaciones de que las represas de Türkiye causan tormentas de arena y polvo en nuestra región no tienen ninguna base científica. Las tormentas de arena y polvo son, ante todo, fenómenos naturales, y esto es aceptado por todos los círculos. La razón principal de las tormentas de arena y polvo que afectan a Türkiye e Irán son los polvos del desierto procedentes de África y Oriente Medio, que son las dos fuentes más importantes de polvo a nivel mundial. Además, la degradación de la tierra, la deforestación, la desertificación y la sequía provocada por el cambio climático están agravando dichas tormentas.

Cada país debe cumplir con sus responsabilidades y tomar las medidas necesarias para el uso sostenible de los recursos hídricos y terrestres con el fin de prevenir y mitigar los efectos negativos de las tormentas de arena y polvo. Las acusaciones de la administración de Teherán contra Türkiye en relación con estos problemas no constituyen un enfoque realista para abordarlos.

Al abordar el problema del agua desde una perspectiva puramente humanitaria, Türkiye cree que las aguas transfronterizas presentan una oportunidad de cooperación en lugar de ser una fuente de desacuerdo entre los países ribereños. Hasta la fecha, Türkiye ha aplicado un enfoque que tiene en cuenta las necesidades de los países ribereños aguas abajo y respeta el derecho internacional, y seguirá haciéndolo.

Türkiye está dispuesta a cualquier cooperación racional y científica con Irán con respecto a este tema.